Así se siente conocer a la persona indicada en el momento incorrecto
- Jorge Rangel
- 30 oct 2015
- 2 Min. de lectura
Quiero que sepas que nunca te olvidare

Supongo que el tiempo nunca estuvo de nuestro lado. Fuiste y seguirás siendo en mi mente una de las mejores personas que tuve la oportunidad de conocer. No me arrepiento de nada de lo que tuvimos y si tengo que ser honesto, siempre ocuparás un espacio especial en mi corazón incluso si hoy en día ya no tenemos contacto alguno. Contigo todo era diferente: las palabras se deslizaban con suavidad a través del espacio y de los días de una forma especial, casi como si siempre hubiésemos estado destinados a llegar a este punto de nuestra vida. Sin embargo, creo que las horas y los años tenían otros planes para nosotros.

He vuelto a vivir esta experiencia en numerosas ocasiones a lo largo de los años y en cada una de ellas me he acordado de ti. He recordado tu mirada, que parecía hablar por sí sola y también he recordado tu risa, profunda y alegre. También han vuelto a mi mente algunas de las palabras que siempre me decías y con ellas, una sensación de soledad que me tomó por sorpresa. Si alguna vez lees esto quiero que sepas que nunca ha vuelto a ser tan doloroso como en aquella ocasión en la que tuvimos que decirnos adiós con tu mano aún aferrada a la mía. No sé si sea algo positivo en sí mismo o no, pero creo que después de eso podría sobrevivir cualquier cosa.

El momento en el que llegaste a mí fue el menos indicado, después de todo. Era un período de mi vida en el que aún seguía construyendo la imagen que tenía de mi mismo, en el que aún intentaba comprender quién era, qué quería y hacia donde iba. Por meses caminamos lado a lado, intentando ignorar lo obvio entre sonrisas y abrazos. Lo que sentía era real y me gustaría creer que te sentías de la misma forma. Te quise ¿sabes? te quise como nunca más querré a alguien y eso es lo que más me apena, que nunca más tendré la oportunidad de volver a mirarte a los ojos y hablarte sin palabras.

No puedo olvidarlo. Lo que vivimos tenía ese potencial que se encuentra una vez en un millón y por meses, luego de marcharnos, seguía murmurando lo mucho que quería que todo cambiara. ¿Por qué ahora? ¿Por qué de esta manera? Intentamos hacer calzar piezas de rompecabezas que claramente no tienen nada que ver. Era casi como si el tiempo se hubiese propuesto hacer las cosas más difíciles.

Si hay algo que quiero y puedo agradecer es simplemente haber tenido la oportunidad de haber caminado a tu lado, de haber sabido como se sentía recorrer la ciudad de tu mano, de saber como era despertar contigo a mi lado durante las mañanas que pudimos estar juntos. Nos tuvimos y aunque no fue el momento indicado, quiero que sepas que nunca te olvidaré.
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